1982

El asalto a la cárcel de Ayacucho

El 3 de marzo el PCP-SL asaltó la cárcel de Ayacucho y liberó a 70 presos por terrorismo. Fue un ataque espectacular precedido por un apagón general y el ataque con explosivos de los locales de la Guardia Civil, de la Policía de Investigaciones y de la Guardia Republicana con el objetivo de evitar que acudieran a defender la cárcel. El grupo principal de SL atacó con éxito la cárcel y logró liberar a los presos, entre los cuales se encontraban Hildebrando Pérez Huaranca y Edith Lagos. Los soldados del cuartel Los Cabitos no llegaron a actuar debido a que la orden no llegó a tiempo y los senderistas se retiraron con pocas bajas. Esta acción colocó a SL como una seria amenaza del orden público y en los medios de prensa se empezó a demandar la acción del ejército, lo que será autorizado por el presidente Belaunde a fines de diciembre.

BIBLIOGRAFÍA

Rénique, José Luis

La voluntad encarcelada: las 'luminosas trincheras de combate' de Sendero Luminoso del Perú. Lima: IEP, 2003. Examinar la evolución de la concepción senderista del trabajo político carcelario es el objetivo de este libro, no como un segmento autónomo de su insurrección, sino como una de sus dimensiones fundamentales. De los muchos escenarios en la que ésta se desarrolló -situados en su mayoría en los confines rurales del país-, la cárcel aparecía como el más cercano y «visible» desde el exterior. Una ventana propicia, por ende, para apreciar al conjunto de la «guerra popular», para comprender su dinámica y su lugar en la historia contemporánea del Perú, en la cual, para muchos, no es sino un accidente o una maldición. (Extracto de la nota introductoria del autor, p. 15).
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Portocarrero, Gonzalo

Razones de Sangre: aproximaciones a la violencia política. Lima: PUCP, 2013. Este texto reconstruye el universo de creencias en que se desarrolló la insurrección senderista, desde los argumentos que armaron el fanatismo de Sendero Luminoso hasta los supuestos que inspiraron la lucha antisubversiva del Estado Peruano. También reproduce las maneras en que las voces más lúcidas de la sociedad peruana intentaron comprender la incontenible espiral de violencia que se desató en los cruciales años ochenta. Finalmente, en base a testimonios de esa época, examina trayectorias vitales de los jóvenes radicalizados que se sentían tentados por la opción violentista.

Comisión de la Verdad y Reconciliación - Asalto a la cárcel de Ayacucho

Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, Tomo II. Lima, 2003, 102-106. Siendo la Policía Nacional, especialmente la Guardia Civil, una de las caras más visibles del Estado en las zonas rurales del Perú, el PCP-SL la escogió como sus puntos principales incluyendo los puestos policiales en su plan para “conquistar armas y medios”, así como en sus estrategias de entretenimiento y aniquilamiento en los jóvenes del movimiento armado. Así, en 1981 se asaltaron los puestos de Quinua, Luricocha y Tambo. En la rutina policial no existían estrategias defender sus puestos de este tipo de asonadas. Se alcanzó mayor efectividad con la unión operativa de la Guardia Civil, Guardia Republicana y la Policía de Investigaciones del Perú en Ayacucho. El Plan Vivanco permitió capturar a cuadros importantes de PCP-SL, entre ellos a Edith Lagos. El PCP-SL planificó fugas dado el avance de las fuerzas policiales en la captura de subversivos en varios puntos del país. El más recordado fue el asalto al penal de Huamanga, cuyas instalaciones, a pesar de las advertencias por los organismos del orden, se encontraban bajo el cuidado de solo siete policías. “El asalto tuvo una resonancia nacional que puso en evidencia la capacidad operativa del PCP-SL y provocó que el Gobierno, las Fuerzas Policiales y las Fuerzas Armadas lo vieran como un peligro de una dimensión mayor de la que habían imaginado. En efecto, contribuyó a crear la apariencia de que sus acciones estaban pasando a una fase militar y de control territorial y político” (p. 105).
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Gorriti, Gustavo

Sendero: historia de la guerra milenaria en el Perú. Lima: Planeta, 2012. Ningún conflicto armado ha estremecido al Perú tanto como el que provocó Sendero Luminoso: casi setenta mil peruanos muertos en la peor década de violencia interna de la que el país tiene registro. Con un brillante trabajo que combina el periodismo de investigación y la historiografía de guerra, Gorriti descubre los orígenes de la violencia senderista y escribe esta historia imprescindible para entender el Perú, durante el período mismo de la guerra. Publicada por primera vez en 1990, el libro alumbró mediante la profusión de documentos y la precisión en el detalle, lograda a través de años de cobertura y centenares de entrevistas, a los personajes, los guiones y los hechos de una lucha interna que destruía desde las sombras.

Kirk, Robin

Grabado en piedra: las mujeres de Sendero Luminoso. Lima: IEP, 1993. "Las páginas siguientes representan mis esfuerzos por reconciliarme con lo que ví. Estas mujeres estaban lejos de ser subordinadas, lejos de ser estúpidas. De hecho, muchas eran bastante inteligentes, y habían pensado por mucho tiempo y en profundidad acerca de las consecuencias personales y políticas que subyacían a su decisión de unirse a Sendero Luminoso. Con algunas de ellas tuve largas y complicadas discusiones políticas. Con otras, sentí un inmediato horror al escucharles cantar los resabidos lemas de alabanza a la carnicería, intolerancia y terror". (Extracto al prefacio de la autora, p. 9).
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GALERÍA DE FOTOS
Fuente: Caretas

¿Qué hacer en Ayacucho? Entierro de terrorista Jesús Luján.

Fuente: Caretas

Su ubicua clandestinidad. Luego de la fuga, Edith Lagos, capturada en Ayacucho.

Fuente: Caretas

Entierro de Edith Lagos, en plaza de Huamanga.

Fuente: Caretas

Se aprecian los destrozos en las celdas posteriores, así como los boquetes abiertos en los techos. Mientras un grupo volaba la puerta principal y tiroteaba al destacamento GR.

Fuente: Caretas

Sepelio del GR Florencio Aronés, en Huamanga.