El gobierno de Francisco Morales Bermúdez significó un cambio drástico en la política económica. Aunque en un inicio señaló que iba a “profundizar” las reformas, poco después se deshizo de los militares “de izquierda” y detuvo, excepto por la reforma agraria, los procesos iniciados por Velasco. En junio el empresario y ministro de Economía Walter Piazza aplicó un plan de emergencia contra la inflación y el déficit fiscal que consistió en el recorte del gasto público afectando los servicios que brindaba el Estado a la población y elevando el precio de la gasolina, lo que incidió en el aumento de los precios de primera necesidad. El plan profundizó el giro ortodoxo que el anterior ministro Luis Barúa venía aplicando y logró el apoyo del Fondo Monetario Internacional. El rechazo al plan vino de la izquierda y el movimiento popular.