El año 1983 fue el más difícil del gobierno de Belaunde. Un año antes se había producido la crisis de la deuda con la declaración de insolvencia de México y los créditos internacionales se cerraron para América Latina. A esta crisis se sumó los desastres naturales, en particular las inundaciones de los campos de cultivo y de las carreteras, que provocó el fenómeno El Niño en la costa norte y sur. En la sierra sur se experimentaron sequías, mientras que en la central los huaycos arrasaron con varios poblados. Esto afectó negativamente la producción y el comercio. El PBI cayó a -13.2%, escasearon los productos de primera necesidad y la inflación de precios afectó a los sectores populares. La respuesta de las instituciones del Estado fue deficiente y la imagen de Belaunde como un presidente sin reflejos políticos afectó su popularidad.