En su discurso del 28 de julio en el Congreso de la República, Alan García anunció algunas medidas económicas que se conocen como el “programa heterodoxo”. Este consistía en congelar los precios y elevar los salarios para incrementar la demanda y reactivar el aparato productivo. García y su equipo consideraban que la capacidad productiva del país (industria, agricultura, etc.) estaba siendo utilizada por debajo del 50% y que aumentando la demanda se podría generar un círculo virtuoso de crecimiento económico e incremento del empleo. Para financiar el alza de salarios y el subsidio a los alimentos, García utilizó las reservas internacionales dejadas por Belaunde y recortó el pago de la deuda externa al 10% de las exportaciones. Al inicio, el plan parecía ser un éxito, pues el Producto Bruto Interno creció en 8.6% en 1986 y en 6.8% en 1987.