"Andahuaylas: el límite de la traducción política". En A brazo partido. Edición Quehacer 152. Lima: 2005, 25-31. A partir de lo ocurrido en Andahuaylas a comienzos de año, el sociólogo Guillermo Nugent reflexiona acerca de las consecuencias de este hecho en la imaginación política y en el tránsito de una democracia negativa a otra basada en libertades públicas.

Políticas de la identidad, fragmentación y conflicto social en el Perú contemporáneo. Lima, IEP, 2011. El presente trabajo busca entender la formación del movimiento etnocacerista en un contexto de proliferación de colectivos que basan su organización en criterios de identidad común. Este espectro de "políticas de identidad" se distinguen de los partidos tradicionales porque no se articulan en ideologías (por ejemplo, de clase) o una línea programática concreta, sino en la pertenencia de un determinado grupo. En este marco, el etnocacerismo, movimiento liderado por Antauro Humala, sustenta su articulación en base a criterios fenotípicos con la reivindicación de la raza cobriza en oposición a los occidentales y mestizos. Este elemento marca una diferencia entre el etnocacerismo y la inmensa mayoría de organizaciones étnicas y culturales que se establecen en el sur y otras regiones del interior. La fragmentación de pie a que grupos determinados puedan competir en la arena política de una manera más o menos institucionalizada, pacífica; otros, como el caso del "Andahuaylazo", expresan una linea de juego violenta.

"A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005". En Historias : revista de la Asociación Historia, Sociología y Ecología. Año 3-4, N° 3-4. Lima: 2007-2008, 143-179. "En las siguientes páginas presentamos, en primer lugar, una breve crónica de los acontecimientos que sorprendieron y desconcertaron a medio mundo, a los tan avispados periodistas y al propio gobierno; en segundo lugar, pasamos revista a una delirante ofensiva que poco después de aquellos hechos, pero aprovechando astutamente la coyuntura, fuera lanzada por elementos fujimoristas y sus amigos de la ultraderecha contra el gobierno de entonces con la finalidad de anularlo y eliminarlo de la contienda electoral que se avecinaba; finalmente, damos cuenta que, más allá de todo discurso, la asonada de Andahuaylas inauguró tempranamente la coyuntura nacional preelectoral (aún no calendarizada oficialmente en esos momentos) y, desde entonces, comenzaron a configurarse los nuevos escenarios de la confrontación política con vistas a las elecciones generales del año siguiente; las disputas fueron adquiriendo fuertes tonalidades, las alianzas se hacían y se deshacían en los campos de la derecha, del centro y de la izquierda; mientras se iban definiendo difícilmente las fuerzas contendientes, era la precandidatura de Ollanta Humala —el gran beneficiado por la asonada que acaudillara su hermano Antauro— la que ganaba terreno en pueblos enteros, especialmente en provincias, y la que al mismo tiempo crecía en las encuestas". (Extracto del resumen del propio autor, pp. 145-146).

"El caso Humala: ¿Delito de rebelión o terrorismo?" En Actualidad jurídica, N° 135. Lima: Gaceta Jurídica, 2005, 76-80. “Como consecuencia de los hechos ocurridos los primeros días del año 2005, en el que el líder del denominado Movimiento Etnocacerista, Mayor (R) del Ejército Peruano, Antauro Humala y sus huestes tomaron la Comisaría de Andahuaylas y dieron muerte a cuatro efectivos de la Policía Nacional del Perú, diversas personalidades del derecho y de la política, han señalado que tales actos constituyen rebelión, otros, terrorismo. […] Por ello este pequeño trabajo no pretende expresar ninguna opinión política sobre el caso, sino por el contrario dar un alcance jurídico que señale dentro de los principios rectores del Derecho penal de un Estado Democrático y Social de Derecho, cuál sería el delito cometido, más aún cuando los límites de ambos ilícitos se pueden confundir en la misma lesión o puesta en peligro al bien jurídico orden constitucional” (p. 76).